20 de agosto de 2014

Canción triste de todos los veranos

Infolibre, 19 de agosto
Javier de Lucas

Aunque la estacionalidad sea uno de los factores que lleva todos los veranos ante nuestros ojos la tragedia de las pateras, no podemos ni debemos permitirnos aceptar esa desgracia como una rutina que acompaña al calor, las historias de las celebrities en sus vacaciones en Ibiza o el posado de la familia real en Marivent, eso sí, con “nuevo estilo”. Y, menos aún, no podemos ni debemos resignarnos al lloriqueo hipócrita y al mantra del “efecto llamada” con el que se responde ritualmente en y por buena parte de los medios de comunicación, que acuden al asunto ante la escasez de noticias y de serpientes entretenidas.

Por no hablar de los rutinarios pronunciamientos de la mayor parte de los partidos políticos y, en particular, de los portavoces agosteños del PP y del Gobierno, que son la prueba de que todo puede empeorar. Cansa, pero hay que repetir algunos argumentos trillados, además de los que aluden a la obvia facilidad que brindan las condiciones favorables en el Estrecho, a la imposibilidad de pagar las tarifas de las mafias para tratar de recorrer los 14 kilómetros en navíos menos suicidas que las barcas hinchables y a la decisión de Marruecos de mirar para otro lado.

 Pero antes, un par de consideraciones elementales. La primera: hay que repetir que hoy, menos que nunca, hablamos sólo de inmigración. Hasta el FRONTEX (véanse las declaraciones del director adjunto ejecutivo Gil Arias, el lunes 11 de agosto, en Hora 25) reconoce que entre los más de 150.000 “inmigrantes irregulares” que se preve que lleguen a Europa en 2014 (sólo el 8% a España), el 80% responden a un perfil de refugiados, no de inmigrantes. Y eso obliga a todos los Estados miembros de la UE. seguir leyendo

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